Poca gente sabe que en el corazón del Pirineo se esconde una de las colecciones de arte románico más impresionantes de Europa. ¿Y lo mejor? Puedes empezar la ruta a pie, desde el Hostal La Plaça, en pleno centro de Erill la Vall. La Vall de Boí no es solo naturaleza; es también piedra con alma milenaria, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Santa Eulàlia de Erill la Vall

Justo al lado del hostal encontramos Santa Eulàlia, un ejemplo impecable de arquitectura románica lombarda. Su campanario de seis pisos, esbelto y elegante, se alza como una flecha hacia el cielo. Y en el interior, la atmósfera es fresca y mística. Aquí también encontrarás una réplica del famoso descendimiento de la cruz, un conjunto escultórico único por su fuerza expresiva.

Ruta por el románico más vivo

Desde aquí, puedes hacer una ruta circular para visitar otras iglesias como:

• Sant Joan de Boí, con pinturas murales que cobran vida.
• Santa Maria de Taüll, con la icónica imagen del Cristo en Majestad.
• Sant Climent de Taüll, un clásico del románico europeo y símbolo vivo de Cataluña.

Todas las iglesias están restauradas y pueden visitarse con una entrada conjunta, con horarios y rutas accesibles. En verano, muchas de ellas ofrecen videomappings que proyectan las pinturas originales sobre los muros interiores, una experiencia que te transporta directamente a la Edad Media.

Un paisaje que acompaña

Lo más sorprendente es la combinación entre arte y entorno. Estas iglesias no están en museos, sino que viven entre prados, cimas y arroyos. El silencio del valle, el vuelo de un buitre o el paso de un rebaño añaden magia a cada visita.